Hace apenas unos días publicaba un articulo en el que denunciaba públicamente un episodio más de los que ya nos tienen acostumbrados algunas de las compañías de telefonía de este país. Titulado «Así quiere robarme Vodafone, relato de una auténtica estafa», rápidamente el caso alcanzó una fuerte repercusión llegando a portada en algunas de las webs de noticias mas importantes de España como Menéame o Bitácoras. Más de treinta mil visitas al artículo en apenas unas horas, cientos de comentarios entre el blog y las webs de noticias y sobre todo la difusión del caso por Twitter que bajo el hashtag #AsiRobaVodafone comenzó a recorrer esa red social de forma imparable.
El movimiento de la empresa Vodafone fue inmediato. A pesar de estar en domingo se puso en contacto conmigo una directiva del departamento de Operaciones de Clientes de la empresa, la cual me garantizó que habían estudiado el caso en profundidad (sic) y que procedían a anular cualquier tipo de deuda que constara en sus archivos o los de cualquier empresa de gestión de impagados así como a emitir una factura rectificativa a mi nombre y a pedirme un millón de disculpas. Pocos días después me llegaron los documentos que acreditaban que efectivamente todo se había hecho como me dijo la amable señorita.
El final de la historia ha sido feliz, por supuesto, y ha sido justamente el buscado y deseado por mi. No obstante todo lo ocurrido merece algunas reflexiones por mi parte: